Hablemos del Menú: la matriz del restaurante
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Al esperar el menú en el restaurante, la expectativa se sienta al otro lado de la mesa. Tomarlo, echarle un primer vistazo y detallar las opciones. Los más minuciosos observarán la textura del papel y si lleva o no un diseño atractivo que despierte el apetito a través de los colores que identifican al local. A la vista, la descripción de cada plato debería evocar en el cliente la curiosidad de ver más allá de la parte gráfica, invitando a disfrutar de los ingredientes que componen la génesis del lugar.
Luego de tener claro qué tipo de comida se quiere ofrecer lo demás es creatividad e innovación. Una vez seguros del target al cual irá dirigido el concepto, es fundamental revisar el capital de operaciones; ya que de esto dependerá la amplitud y variedad de la carta. Obviamente, podrá cambiarse cada cierto tiempo para generar mayor interés en los comensales permitiendo generar un análisis de qué opciones gustan más. Recordemos que conocer al cliente es fundamental, y esa capacidad se produce con planificación y estrategias.
Costos de cada plato: dependerá del capital y el concepto del local. Sin embargo, debe procurarse una coherente relación cantidad/precio. Que los comensales queden satisfechos y a gusto con el servicio, y que el retorno económico pueda sostener los gastos operativos del comercio.
Estructura del Menú: este aspecto está sujeto a los servicios del comercio. Si ofrece desde el desayuno hasta la cena, lo regular es colocar la distribución en ese orden, luego, postres y bebidas. En algunos casos, los platos del día son colocados al comienzo del menú para darle mayor visibilidad e incrementar las ventas.
Descripción y diseño: frecuentemente se observa cómo algunas personas tardan horas en decidir qué van a comer. Esa indecisión puede -o no- ser apoyada en un menú saturado de información para el lector. Dicen que menos es más y, a la hora de elegir, una redacción clara y sencilla podría generar una dinámica más práctica entre los empleados y clientes.
En el caso del diseño, no existe un modelo único para realizar la parte gráfica. Evidentemente, la imaginación y creatividad no tienen límites. Un menú practico, fácil de leer y entender, con colores nítidos, de un tamaño útil, y con una textura interesante, si se puede costear.
Análisis y metas: vale la pena aplicar estrategias para medir el impacto o interés de un plato en los comensales, y a partir de allí generar variaciones: agregar, mejorar o quitar. Preguntarle a los clientes su opinión sobre el plato, también es importante para medir sus impresiones y llevar a nivel gerencial alguna herramienta (tabla, cuadro) que permita colocar niveles de valoración de cada plato.
Fuente: http://www.gestionrestaurantes.com/planificacion-del-menu-del-dia/
http://marketingastronomico.com/herramientas-de-marketing-para-restaurantes-ingenieria-de-menus/